Asientes
el lento ulular
del llanto,
sin embargo
una reacción oscura
me hiere nocturnamente
la sangre.
Abanicos de tambores
que punzan
por el sueño;
son el alma del silencio,
una ferviente inclinación
al viejo canto.
Un suspiro
se escucha,
se escucha,
la emoción arrecia,
cruza,
vuela,
se hace de luz
y misterio.
¿Comprendes ahora
por qué nunca
te olvido?
Der.Res. de autor 2012
de Héctor Delaloye Echavarría
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