Venid a ver las aguas
bañando en oro y plata
estas turbias arenas.
Sacian una sed que no se nota.
Vierten su lejanía en las costas
como una lágrima maternal.
A diario copulan
en lenta agonía hacia el silencio.
Las huellas que deja el mar
no se borran con el tiempo.
Iguales motivos tiene el amor.
El mismo viento lo mueve
acercándolo a nuestras latitudes.
Buscando dolores,
inventándonos estrellas.
Venid a ver los frutos de este
océano
abandonados de cara al sol.
Esperando otras manos cálidas,
otros labios deseados tibiamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario