Persistes
en el silencio
de la sangre,
en el siseo metálico
de ojos que no busco,
por los pensamientos
donde te llevo,
por esquirlas de sal
impactando la piel,
entre los labios crepitantes,
la dulce espera,
el letargo inmóvil,
como un tentáculo gravitante
que me hace pequeño,
apresando mis intenciones
sin permitir respiros
ni buscar hallarme
en un tropiezo nocturno
con la mesura,
con el dolor,
con la pena,
a través de la distancia,
desteñida costumbre,
reptante insinuación
de postura insomne,
de temblor de huesos,
y piernas,
y ecos hondos
No hay comentarios:
Publicar un comentario