Yo sé que habrás de volver mañana.
Extrañarás mis pasos en tu casa destrozada.
Mis frases comunes
hechas con letras de heladeras.
Pensarás en las caricias
cuando regresabas sin enojo a mi
puerta.
Sé que tu café es más amargo ahora
porque en el mío pasa lo mismo.
Tiene ese tinte inmutable y vano
que tiene lo profundo de un abismo.
Yo sé que volverás
y por eso me mantengo vivo.
Pero no sabes mi sufrimiento
interno;
los pétalos coagulados del
invierno
son en mi alma duros inquilinos.
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