Perderme
en la noche más lejana
y
aguardar contigo la tristeza.
Ser
el culpable de tus besos
cuando
los libras a la penumbra.
Tengo
miedo de los recuerdos
que
navegan como témpanos
por
mi alma.
De
aquellas tristezas intensas,
de
la lobreguez absurda e inmensa
que
se empecina con mi calma.
Necesito
de nuevo el fragor de tus manos
navegando
autónomas
por
mi cuerpo.
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