Ingresé
en tus ojos,
titubeante,
rompiendo barreras,
desatado.
Escapando
del abismo
por
no animarme a dar el paso.
Derogué
mis cárceles,
abrí
ventanas.
Suprimí
puertas,
penetré
los nuevos brazos.
Navegué
sobre tu vientre.
Me
extravié como una barca presurosa
por
mares embravecidos
de
silencios.
Florecí
como una primavera blanca
enarbolando
sus corolas.
Mirando
el horizonte,
olvidando
penas,
murmurando
solo,
esperando.
Entré
hiriente,
como
una sigilosa brasa
en
mitad de un fuego infinito.
Imprevisto
entre tus manos.
Ingresé
sin ataduras
en
alegría,
sin
dolor.
Fui
precisión delgada,
una sombra trémula.
Héctor Delaloye Echavarría (Der.Res.2010)
A esto le llamo yo "alta poesía", encantadísima de conocer tu trabajo.
ResponderEliminarMaría Eleonor Prado Mödinger
Muchas gracias María, y muy amable por molestarte en dejarme un comentario. Estoy siguiendo también tus trabajos, realmente me han gustado mucho.
ResponderEliminarSeguimos en contacto.