Siempre quise saber de tu
misterio.
Conocer de dónde vienes,
de qué únicos estrechos desiguales
y montada entre cuántos vientos.
Hacia donde irás mañana,
con cuáles compañías de acero.
Conocer la raíz de tu estreno,
la pesada arena de tus litorales
cercanos;
alguna respuesta en este silencio.
Saber del sacramento esperado
sobre el cordón fino de tu cuerpo.
Indagar hasta encontrar
al arquitecto de tu estatua.
Siempre soñé con mirarte desde
lejos
como un ambulante de estrellas.
Rozarte con batallas aturdidas
crispando la disciplina de tus
fronteras.
Formarme borrasca dividida de
otoño,
sumirme en una lenta cordillera.
Que alguien arrastre mis ojos
hacia otros destinos
más dispuestos.
Siempre quise saber de tu
incógnita,
resumir los trozos de tu alma
que resignaras en los senderos.
Saber de tu inequívoca compostura,
de aquel sabor que manaría de tu alma.
Conocer el afán de tu cama
y el reducto final de tus
siembras.
Siempre quise saber de donde
vienes.
De qué estuario frondoso brotaste
y en qué suavidad virgen de piernas.
De esta formidable belleza, ¿Qué más te puedo escribir que no te haya dicho ya? Sublime, exquisito...grande mi poeta.
ResponderEliminar¡Gracias Sad!
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