La amplitud
se adhería a las formas,
superficies y
contradicciones
que no vacilaban
en suicidarse.
Allí viene una sombra
a poblar la otra,
ahora un silencio
obteniendo alas.
Más allá,
inquebrantable,
mi pensamiento intenta
arácnidos refugios.
La amplitud
se adhería a las formas,
superficies y
contradicciones
que no vacilaban
en suicidarse.
Allí viene una sombra
a poblar la otra,
ahora un silencio
obteniendo alas.
Más allá,
inquebrantable,
mi pensamiento intenta
arácnidos refugios.
Dice que habita
el fondo de mí,
desde el aljibe
del pensamiento
hasta al viento
desenfrenado
que asusta
mis lejanías.
Dice que vino
con sus estadías
a acompañar
mi abandono,
que se entusiasma
si lee mis letras
por encima
de restricciones,
entre líneas,
sobre esta
incomprensión
donde me explico
con versos rotos
Bendita la paz blanca de la paloma que enciende la formidable soledad del rayo incesante, el agua transmutando ausencias, el puente solitario extrañando pasos. Bendita la calma iracunda que se refugia en mis pupilas, el beso de mi madre en mitad de la frente los pensamientos alertas de oreja a oreja,, la cruz melancólica iluminando desgracias. Y benditas las tumbas enriquecidas con el luto de los pobres. Las que recuerdan, Las que recuerdan.