DE LA LEY
Hazte amigo de la Ley, es mejor así, quizá más ruin pero elegante, alienta las tonfas cayendo sobre inocentes cabezas enervadas, repulsa el íntimo clima popular, salta el charco de la memoria para que no te ensucies tu almita pecadora, increpa la verdad, la consonancia, la providencia célebre y rómpete en un alarido entusiasta con la misma lengua bífida que enarbolas en lo alto ese azur ególatra. Besa las botas colaterales, defiende con fanático albedrío los barrotes humeantes, protege tu languidez onerosa con el enojo calmo de las humildes pupilas. Pero hazte amigo de la Ley, del silencio debido y el embebido, de los híbridos señuelos eufemistas, de la paz obligatoria con acidulantes, de la libertad soplada a huesos, cierra el puño de la infamia y disimula tu sopor con justicia. ¿Quién vendrá al surco de la sangre con un poco de misericordia, luego, quién cuidará mis abuelos fúnebres y mis abuelas descalzas? ¿Qué destej...